Al acercarnos a él después de haber cargado a Jesús, el burro en primera instancia notamos una alegría inmensa que no parecía terminar y al preguntarle el porque de tanta algarabía nos contestó que “Aunque sabía que no me gritaban a mi, sentía una alegría de saber que estaba haciendo un gran bien a Jerusalén. ¡Sin saber me hice  parte de la salvación!