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DÍAS DE LA SEMANA SANTA


Es la semana de mayor intensidad litúrgica.
Se celebran en ella los mayores misterios de nuestra fe: Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Comienza el Domingo de Ramos y termina el Domingo de Pascua o Resurrección.
Pero, ¿ sabes lo que sucedió día a día? te lo contamos.....

DOMINGO DE RAMOS

Recordamos la entrada de Jesús en una ciudad llamada Jerusalén. Iba montado en un burrito. Las personas que salían a su encuentro llevaban en sus manos hojas de palma y ramitas de olivo.


LUNES SANTO
Jesús expulsó a los vendedores del templo porque habían olvidado que la casa de su Padre, Dios, es un lugar sagrado para la oración.


MARTES SANTO

Estando Jesús en casa de unos conocidos, llega una mujer llamada María y le unge los pies con un caro perfume.
La acción de esta mujer es una expresión de fe y amor hacia Jesús, ofreciéndole lo mejor que posee.


MIÉRCOLES SANTO

En este día Judas se pone de acuerdo con los enemigos de Jesús, para entregárselo por la cantidad de 30 monedas de plata.
Judas, que había sido un privilegiado al ser elegido como amigo de Jesús, le traiciona por dinero.


JUEVES SANTO

Es el día en que Jesús realiza la Última Cena con sus amigos los apóstoles. Ese día instituye la Eucaristía.
Nos prometió que siempre estaría con nosotros y cambió el pan y el vino por su Cuerpo y su Sangre.

VIERNES SANTO
Este día le suceden muchas cosas a Jesús y todas ellas bastante tristes. Lo prenden mientras rezaba en el Huerto de los Olivos, lo juzgan y condenan siendo inocente, le dan latigazos, le colocan una corona de espinas para burlarse de Él, lo cargan con una pesada cruz y lo clavan en ella hasta que muere en medio de dos ladrones como si fuese un criminal.

SÁBADO SANTO
El sábado fue un día de gran pena porque Jesús, muerto, es depositado en una tumba. Su madre se acordó de lo que Él dijo: "Al tercer día resucitaré..." Ella tenía esperanza.


DOMINGO DE PASCUA
Fue un día de mucha felicidad. Jesús resucitó como había prometido. Así nos demostró que el amor es más fuerte que la muerte.



  1. El Domingo de Ramos. En este primer paso se sitúa al niño en la escena de la entrada de Jesús en Jerusalén, donde aquéllos que laudaban a Jesús serían los que, por desgracia, le gritarían y escupirían más tarde, haciendo hincapié en ser constante en el amor a Dios, no como aquéllos que un día vitoreaban a Jesús y otro lo mandaban a la muerte.
  1. Lunes Santo. Este día el protagonismo lo tiene María, la amiga de Jesús y hermana de Marta y Lázaro, quien lava y unge los pies de Jesús con el carísimo perfume de nardo. A raíz de aquí se pone el énfasis en la muestra de amor a Jesús, ¿cómo podemos nosotros ungirle los pies con perfume de nardo?
  1. Martes Santo. Se introducen los primeros momentos de la Pasión, y se pone de manifiesto la gran diferencia entre la reacción de san Pedro y la de Judas Iscariote tras haber traicionado ambos a Jesús: el arrepentimiento de uno; la desesperación del otro. Es la del primero la que debemos seguir.
  1. Miércoles Santo. A un día del comienzo del Triduo Santo vemos cómo Judas Iscariote va a negociar el precio con los sumos sacerdotes para entregar a Jesús, y se hace hincapié en el peligro de dejar rienda suelta a la avaricia en nuestra vida: al final, acabamos vendiendo a Jesús.
  1. Jueves Santo. Comienza el Triduo Santo y la Pasión de Jesús, y se pone de relieve el gran regalo que es la Última Cena, en que el Señor nos regala el Sacramento de la Eucaristía y el Sacramento del Orden Sacerdotal. Después es la Pasión de Jesús lo que nos introduce en el misterio del dolor redentor.
  1. Viernes Santo. La crucifixión y muerte de Jesús por nosotros centra la meditación. Adoramos la Cruz, por la cual Cristo redime el mundo, y somos testigos de cómo Jesús perdona a sus enemigos y su madre, Santa María, y las otras mujeres, junto a san Juan, están firmes al pie de la cruz.
  1. Sábado Santo. El cuerpo del Señor está en el sepulcro. No se celebra misa, y los altares quedan vacíos. Es el día más largo, el más desolado… Pero la desolación no es desesperación. Queda la gran esperanza del triunfo definitivo de Cristo en la Noche Santa, en la Vigilia de Pascua.
Esta es, sin duda, una estupenda forma de enseñar a los niños la riqueza de nuestra vida litúrgica y de fe, e introducirlos de una manera natural, espontánea y alegre, en los acontecimientos centrales de nuestra vida, para que puedan vivir con espíritu solícito estos días santos.